Esta mañana de camino a la productora me tope con una guagua escolar repleta de alumnos de primaria regados por todas partes y con la firme intenciona _a juzgar por la hora_ de llevarlos de paseo a algún lugar de la ciudad a ese lindo grupito.
Ya se imaginaran el escándalo fuera de proporciones que había en ese vehiculo y los decibeles que se esparcían por toda la avenida del malecón sin ningún tipo de control (los políticos deberían pensar en que una guagua con niños desacatados en una buena herramienta para la campaña, bueno, es mejor que un discoligth , pero mejor no doy ideas.
En fin, no pude evitar recordar mis días de paseo en el colegio, rayos!!! cuanta ansiedad en un solo cuerpecito, para que tengan una idea, Dennys no tenia que mandarme a acostar como todas las noches, yo solita me recogía desde las seis de la tarde, no sin antes, colocar en una silla, muy ordenadito mi uniforme de “deportes”, un dichoso pantaloncito azul marino con rayitas blancas a los lados , un t-shrit blanco con el nombre del colegio y mis tenis negros preparados para lo que seria un día de diversión fuera del aula.
Confieso sin vergüenza alguna, que perdía el juicio desde antes de salir, aunque todo el que me conoce sabe que yo no puedo evitar rendirme ante la posibilidad de un viaje, no me importa la distancia, si es cerca o lejos, si me voy en avión, en guagua, en motor, en una carretilla, en lo que sea, bueno no tanto, no voy a exagerar, los caballos, los botes y las lanchas no me gustan mucho.
Salía despavorida de mi casa más temprano de la cuenta, eso si, antes llamaba a todo el vivo de mi curso para que no se le ocurriera llegar tarde y si vivían cerca de la casa, allí me les aparecía yo a verificar personalmente que ya estuvieran despiertos, la abuelita de mi amiguita Guille, me decía “el reloj que solo funciona cuando hay un paseo en el colegio” , hasta ayudaba a la profe a subir a los mas peques (claro ella creía que era por colaborar, no sabia que mi intención era que nos marcháramos lo más rápido posible) , al final, mi hermana siempre tenia que llevarme la lonchera con mi merienda a la guagua (casi a punto de arrancar) porque indefectiblemente la dejaba en la casa.
Mi tranquilidad fingida (para que me dejaran sentar al lado de la ventana) duraba exactamente el tiempo que empleaba el chofer en alejarse del colegio, tres cuadras más tarde..Zasss!!! Me perdían.
Yo parecía algo así como la instructora de “Taz” con todo y remolino, es más, yo no manejaba la guagua, porque Dios es grande. Para que tengan una idea, cuando llegábamos al lugar de los hechos, ya mi nombre se había escuchado como mil veces por el megáfono de la Directora: Kaaaaaaaatia siéntate, Katiiiiiiiiiia mete la cabeza, kaaaaaaaaaaaaatia no saques las manos por la ventana, Katiiiiiiiiiiia silencio, Katiiiiiiiiiiiia no le jales el pelo a Camilo, Kaaaaaaaaaaatia ponte los tenis, Katiiia suelta la lonchera, si te comes la merienda ahora no vas a tener almuerzo (anja!!!! Que suelte quee????, mi lonchera mía de mi propiedad, que me la había regalado mi madrina mía , que tonta!!!, al parecer ella ignoraba el detallito de que yo había salido de mi casa de madrugada y sin desayunar)
Y así pasaba el trayecto hasta llegar a nuestro destino, todo de mal en peor dentro de la guagua y yo divirtiéndome a más no poder, por cierto, ahora que lo pienso, siempre lo hacia sola, nunca me gusto tener a nadie al lado, preguntándome: Que vamos a hacer???...Antes de sacar sus conclusiones, sobre si sufro alguna patología, me permiten reflexionar algo con ustedes.
Es cierto, mi amiga Guille siempre se enojaba conmigo en el recreo porque no entendía mi método individualista de diversión, pero analícenlo fríamente, eran sólo 30 minutos de recreo y yo tenia que ir al baño, merendar , montarme en el sube y baja, subirme en la mata de almendra, hacer fila para montarme en el columpio, saldar alguna deuda de honor contraída en el aula con Santiago o con Camilo (siempre peleábamos en el recreo) buscar a mi hermana para pedirle de su dinero o de su merienda porque siempre me quedaba con hambre y Dennys no me daba dinero porque era chiquita (ahora entiendo por que Tita me tenia odio cuando estábamos juntas en el colegio) , tenia la obligacion de lograr que Doña Aidé me “regalara” un suspirito horneado, jugar al loco sin tani con los mas grandes y para colmo, localizar un o una incauta que se montara conmigo en el sube y baja para yo dejarlo caer, volver al baño a tratar de limpiar un poco mi uniforme y recogerme de alguna manera el pelo, porque a ese punto se deben imaginar el desgreñe que yo tenia y Guillermina pretendía que yo cargara con ella, los 30 minutos se nos iban a ir decidiendo si nos agarrábamos a los puños con Santi y Camilo o si estafábamos a Doña Aidé, con el agravante de que ella estaba haciendo el catecismo (a mi no me dejaron ese año) y hasta meterle los pies a alguien mientras corría era considerado por ella “Pecado Capital’, ahora ya saben…
Volviendo al paseo escolar, cuando llegábamos al lugar ya yo estaba medio desflecada, pero con ánimos para seguir molestando hasta el final, la profe no sabia si soltarme para ver si me perdía y no regresaba nunca más o si mandarse corriendo detrás de mi, para no tener que darle una mala noticia a Dennys.
Y yo feliz, sepan pues que por ser una niña tan simpática y tan llena de energía en el Zoológico me dejaron alimentar a los animales (aunque, ahora que lo pienso quien sabe si la intención era que ellos se alimentaran conmigo), cuando nos llevaron al Botánico, me eligieron para un experimento (Ummm..., fue así realmente), en El Museo del Hombre Moderno, me sacaron de una vitrina y cuando visitamos El Alcazar de Don Diego Colón, por poco me quedo a vivir porque encontré una cama que me gustaba bastante y a decir verdad, en esa casa todo estaba como de mi tamaño.
Yo realmente no entendía por que la profe se ponía triste cuando íbamos de paseo, tan divertido que era, al menos para mí.